O te mueves, o caducas. Y el marketing no iba a ser menos. Tras años trabajando en el área, me he reenamorado de lo que hacía cuando descubrí que había otras formas de hacer marketing, un marketing consciente donde prima la ética y las personas. En este post te cuento más detalles sobre qué es y cómo transformar tu negocio gracias a los principios y elementos clave de este tipo de marketing.
Vender a cualquier precio ha sido, y sigue siendo, el objetivo de demasiados negocios. La medida de éxito del marketing se centra en la cantidad y rapidez de las ventas logradas. Y por tanto, la mayor parte de las estrategias de marketing se enfocan (o al menos, gran parte de su partida presupuestaria) en la fase final de todo el proceso: la publicidad y las ventas.
Sin embargo, desde hace unos años se van visualizando algunos importantes cambios a nivel global en las estrategias de marketing. Yo estoy convencida de que ha sido el poder de Internet y las redes sociales para dar voz y voto al pueblo llano, lo que ha desatado este nuevo enfoque. Cada vez son más las empresas que escuchan a sus clientes y a la sociedad en general, pues saben que esa es la base para lograr una conexión firme basada en el bien común y mantenida a largo plazo.
Pero aún hay más, y es que las empresas no solo se enfrentan a una audiencia más poderosa y consciente, sino también a los valores de las nuevas generaciones que vienen pisando fuerte. A pesar de las críticas continuas sobre la pérdida de valores en la sociedad, lo cierto es que a nivel de consumo nunca ha habido personas y jóvenes más comprometidos. Valores firmes en cuanto a consumo, sostenibilidad, derechos de los animales, derechos del trabajador, etc. No es algo generalizado, pero se está convirtiendo en una auténtica tendencia de consumo que gana adeptos a marchas forzadas.
Ante este panorama, el marketing consciente ya no es una opción más, sino un elemento imprescindible a considerar en la estrategia de cualquier negocio que tenga una visión a largo plazo. Y ojo, que no estoy hablando de utilizar los valores como meros reclamos publicitarios (eso no es marketing consciente, eso es publicidad engañosa), hablo de situar esos valores en la base del negocio, en su misión y en su visión, en sus procesos productivos, en su capital humano y en su cultura.
Se trata de un enfoque a la hora de plantear una estrategia de marketing que viene de la necesidad de establecer una conexión basada en la confianza entre las personas y los negocios. La clave está, por tanto, en compartir unos valores, estilo de vida, visión del mundo y misión en la vida. ¡Tener una causa común que une empresa, equipo y clientes! Y sin olvidarnos de la importancia de la ética en los negocios, elemento capaz de catalogar a las empresas de forma definitiva a un lado u otro de la balanza. Y con ética me refiero a analizar las consecuencias de la actividad y valorar distintas estrategias para minimizar el impacto, así como a saber asumir errores, pedir disculpas y reparar daños.
Todo debe partir de una visión profunda del por qué de la existencia del negocio. Ese por qué o causa común será lo que nos conecte con los clientes. Luego ya definiremos lo demás, qué somos y qué hacemos. Y este ejercicio no debe realizarse de forma individualista, sino teniendo en cuenta todas las personas implicadas y el contexto, entendido como todas las cosas y personas se verán afectadas, para bien o para mal, por nuestra actividad. Ser consciente de esto nos permitirá trabajar para hacer el bien y minimizar los males de nuestra actividad como negocio o empresa.
Hoy en día, el poder no está solo en el cliente, sino en todas las personas que de algún modo tienen conocimiento de la existencia de tu negocio o empresa. Son similares a los llamados Stakeholder que ya en 1984 Pitman identificaba como «quienes pueden afectar o son afectados por las actividades de una empresa».
El mindfullness, los problemas de contaminación y lo rápido que se mueve la información a día de hoy, son algunas de las piezas que han llevado a este empoderamiento consciente, cada vez más patente en las nuevas generaciones y que está expandiéndose a nivel mundial e intergeneracional. Todas las tendencias slow que podemos ver en prácticamente cualquier ámbito (moda, gastronomía, deporte, crianza, arte, transporte… ) son fruto de esta nueva visión compartida del mundo; Un mundo que es necesario cambiar, cuidar, hacer más lento y consciente para que pueda sobrevivir.
Más allá del efecto Greta Thunberg, el mundo está más informado, y por tanto es cada vez más consciente y capaz de descubrir las incoherencias entre lo que una empresa hace y dice. Las líneas se desdibujan. Estamos en la era de la cocreación con el cliente y las personas del entorno, donde la información entra y sale sin pedir explicaciones, en la que la trasparencia no debería ser ni siquiera una acción protocolaría de las empresas, sino algo natural que fluyera sin límites con el mero sentido común.
En resumidas cuentas, algunos de los principales elementos que una estrategia de marketing consciente debe tener en cuenta son:
En definitiva, se trata de crear una estrategia de marketing que tenga en cuenta las consecuencias a largo plazo y desde todos los prismas del negocio. No podemos olvidar que al igual que las personas necesitan aire para respirar, las empresas necesitan personas para sobrevivir.
Espero que este post te ayude a repensar tu negocio y estrategias de marketing para que sean más conscientes, integrales y respetuosas con el mundo.
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Y en caso de que quisieras aplicar todas estas ideas a tu negocio pero no sepas como hacerlo, te invito a conocer mi método en una reunión gratis de 30 minutos. Me encantará saber en qué punto estás, ver si conectamos y trasladarte algunas ideas para lograr lo que estás buscando.
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